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    ste episodio de la historia nacional tuvo a la ciudad de Arequipa como protagonista. El tratado Vivanco - Pareja fue rechazado por la población arequipeña que secundó el pronunciamiento del general Prado. Contando con el apoyo del coronel Domingo Gamio, Mariano Lino Cornejo y el coronel Ginés, tercer jefe del batallón Ayacucho y su ayudante el teniente coronel Elías Suárez puso en marcha la revolución del 28 de febrero contra Pezet.

    Con tal fin, fueron citados al local de la prefectura los jefes de los cuatro cuerpos acantonados en Arequipa. Como se manifestaron opuestos a los planes rebeldes de Prado, éste ordenó su arresto mientras conseguía la adhesión de los demás miembros del ejército. En tales circunstancias, se reunió el pueblo de Arequipa el 1ro de marzo de 1865, en cabildo abierto, en el local de la Universidad Nacional de San Agustín. En la sesión participaron las corporaciones civiles y eclesiásticas de la ciudad, con el objeto de deliberar sobre la grave situación del país.

    Y en consideración además al pronunciamiento que, en la víspera, 28 de febrero, hizo el coronel Prado. Surgió así el Acta de Arequipa que en base a varias razones, entre ellas la humillación del honor nacional a raíz de la firma del tratado Vivanco - Pareja, declaró que el general Pezet había cesado en el mando de la República, "por haber violado la Constitución y las Leyes en la celebración del tratado de 27 de enero".

    Fue entonces que, mientras el llamado por la ley asumía sus funciones, en este caso el general Pedro Diez Canseco, como segundo vicepresidente de la República, se encargó el poder político y militar al coronel Mariano Ignacio Prado. El documento fue firmado por más de 10 mil personas. A su turno, los jefes y oficiales del ejército pertenecientes a los cuerpos de la división existentes en esta plaza de Arequipa, también suscribieron un acta adhiriéndose a la otra del pueblo arequipeño.

    Al día siguiente, 2 de marzo, el coronel Prado dio un manifiesto a la nación, en que justificó el movimiento rebelde en base a la "inconsecuencia y traición de parte del general Pezet". Dijo entonces lo siguiente: "Aquí tenéis a la patria colocada al borde de un espantoso abismo que amenaza tragarla. Es menester que sus esforzados hijos se presenten frente a frente del traidor para salvarla". Y en otro párrafo agregó: "La valiente y magnánima Arequipa se ofrece a vuestra vanguardia (...)". En seguida, el ejército restaurador a órdenes de Prado, estableció su cuartel general en la plaza de Arequipa, "mientras convenga a las operaciones de la guerra". Luego se trasladó a Chincha Alta en el departamento de lea, hasta ocupar la ciudad de Lima.

    Pero el espíritu de la revolución del 28 de febrero no fue sino consecuencia del ambiente que rodeó el pronunciamiento del coronel Prado en la ciudad. Con fecha 19 de febrero de 1865, en el pliego N° 1 de "La Guillotina", editado en la imprenta de Valentín Ibáñez, se publicó un manifiesto revolucionario que el historiador Francisco Mostajo atribuye al abogado Cayetano Sánchez. Aunque también expresó el sentimiento del equipo de redactores de "La Guillotina", integrado aparte de Sánchez por Mariano Ambrosio Cateriano, José Moscoso Melgar, Eliodoro del Prado y Daniel Barreda. Sin embargo, el propio Mostajo afirma que Sánchez, al releérselo el manifiesto, le dijo: "debí estar profunda-mente conmovido cuando escribí así".


    El manifiesto revolucionario condenó el tratado y al gobierno de Pezet. Terminaba diciendo lo siguiente: "¡Despertad, peruanos, levantaos! El vapor humeante de la sangre de nuestros hermanos de Lima, el Callao reclaman el castigo de los criminales asesinos: Viértase la sangre de los traidores y tiranos y quede extinguida para siempre esa raza maldecida que infama nuestro nombre".

    Otro medio de comunicación escrito de la época fue el bisemanario "EL FERROCARRIL" , que en 1863, Cayetano Sánchez, Mariano A. Cateriano, José Lorenzo Melgar, Justiniano Bustamente y el Poeta Ernesto Noboa, fundasen también y al igual que la GUILLOTINA, también se manifestó contra el tratado Vivanco - Pareja.

    Participaron en el movimiento rebelde los juristas arequipeños Toribio Pacheco, José Simeón Tejeda y José María Quimper, formando parte del gabinete llamado de los talentos que presidió José Gálvez. Fue aquella la época de mayor gloria del coronel Prado. Su nombre estuvo asociado por mucho tiempo a la victoria del 2 de mayo de 1866. Esta situación cambió radicalmente con la Guerra del Pacífico en 1879. De héroe pasó a ser tratado como traidor. El viaje que hizo a Europa en plena guerra, a juzgar por sus consecuencias, fue un grave error político que dio origen a la leyenda negra de Prado.

    El dictador Mariano Ignacio Prado y su “Gabinete de los Talentos”, conformado por José Gálvez Egúsquiza, José María Químper, Manuel Pardo y Lavalle, José Simeón Tejeda y Toribio Pacheco y Rivero.





    Antecedentes

    El general Juan Antonio Pezet, Presidente de la República del Perú de 1863 a 1865.

    El 4 de agosto de 1863, a poco de asumir el poder el general Juan Antonio Pezet, se desató un incidente en la hacienda peruana de Talambo (cerca de Chiclayo) entre inmigrantes vascos y agricultores peruanos, como resultado del cual un español resultó muerto y otros cuatro quedaron heridos. El gobierno español decidió entonces el envío de Eusebio Salazar y Mazarredo bajo el título de Ministro de Su Majestad en Bolivia y Comisario Extraordinario para el Perú, pero el gobierno peruano, aunque aceptó entrevistarse con el enviado español, le indicó que no reconocía el cargo de Comisario Extraordinario, ya que rememoraba a la época colonial y era impropio desde el punto de vista diplomático. Salazar rechazó entonces cualquier entrevista y marchó al encuentro de la Escuadra Española, que se hallaba surta en el Callao.

    El 14 de abril de 1864, la Escuadra Española, instigada por Salazar, se dirigió a las islas Chincha, ricas en yacimientos guaneros, que fueron ocupadas por los marinos españoles. Acto seguido, el almirante español Luis Pinzón decretó un bloqueo al puerto del Callao para forzar negociaciones con el gobierno peruano. Sin embargo, sus acciones fueron observadas con mucho cuidado por el gobierno español; que si bien en un comienzo no dio su aprobación para estas acciones, finalmente decidió respaldarlas con el envío de cuatro buques de guerra. Asimismo, se decidió el reemplazo de Pinzón por el vicealmirante José Manuel Pareja.

    En diciembre de 1864, una vez en territorio peruano, Pareja se enfrascó en intensas negociaciones diplomáticas con el general Manuel Ignacio de Vivanco, nombrado representante del presidente Pezet, las mismas que concluyeron el 27 de febrero de 1865 con la suscripción del Tratado Vivanco-Pareja. El documento establecía el intercambio de embajadores, el saludo a los respectivos pabellones, la reprobación oficial a Salazar, la desocupación de las islas Chincha y el pago a España de 3 millones de pesos como indemnización por los gastos causados.

    Dicho acuerdo, sin embargo, fue rechazado por un mayoritario sector de la ciudadanía peruana, pues lo consideraba muy humillante y contrario a los intereses del país. Tampoco fue aprobado por el Congreso de la República. La falta de reacción del gobierno ante esta situación generó gran indignación en todo el país, que desembocó en el estallido de una revolución nacionalista.

    Estallido de la Revolución

    El coronel Mariano Ignacio Prado, quien se levantó contra el gobierno de Pezet.

    El 28 de febrero de 1865, el coronel Mariano Ignacio Prado, que era entonces prefecto de Arequipa, inició allí una revolución nacionalista. Esta revolución adoptó el nombre de «restauradora» y sus fuerzas, el «Ejército Restaurador».

    Prado marchó hacia el Cuzco y a Ayacucho a fin de dominar todo el sur peruano, preparándose así para la toma de la capital, Lima. Simultáneamente, en Chiclayo (norte del Perú), se sublevó el coronel José Balta, convergiendo igualmente su movimiento revolucionario hacia Lima.

    Desarrollo de la campaña


    El 25 de abril de 1865, Prado se proclamó Jefe Supremo Provisorio. Pero los demás revolucionarios invocaron el respeto a la constitucionalidad y por eso pidieron al segundo vicepresidente del gobierno de Pezet, general Pedro Diez Canseco, que asumiera la presidencia. Éste aceptó, y desde Ayacucho, Prado se vio obligado a reconocer su autoridad, entregándole el mando del «Ejército Restaurador», el día 24 de junio.

    A fines de setiembre de ese mismo año se reunieron en Chincha (sur de Lima) los dos ejércitos revolucionarios, el de Balta y el de Prado, que sumaban en total 10.000 hombres. Allí recibieron el apoyo del gobierno de Chile, porque esta nación ya se encontraba en guerra contra España, a raíz de un pliego de reclamos presentado por el almirante español José Manuel Pareja al gobierno de Chile por supuestos agravios inferidos a España. El gobierno chileno contestó declarando la guerra el 24 de setiembre, y para aunar esfuerzos con los peruanos, envió al campamento revolucionario a Benjamín Vicuña Mackenna como su representante.

    Caída de Lima

    El 22 de octubre, el «Ejército Restaurador» marchó sobre Lima desde el sur. El día 27 llegó a Chilca y luego a Lurín, donde acamparon, preparándose para la entrada a la capital.

    Al mando del general Pedro Diez Canseco, las fuerzas restauradoras empezaron a ingresar a la capital en la madrugada del 6 de noviembre de 1865, burlando a las tropas gobiernistas que vigilaban los contornos de la ciudad. Esta entrada se dio por la Puerta de Juan Simón, que fue abierta tras pequeña resistencia. El populacho se unió a los revolucionarios y el Palacio de Gobierno fue atacado. Tras seis horas de lucha, la resistencia en Palacio fue vencida, siendo sometido este local al incendio y al pillaje, perdiéndose importantes archivos que se remontaban a la época colonial. Entre los defensores de Palacio estuvo el prefecto de Lima, Francisco Diez-Canseco Corbacho, hermano de Pedro Diez Canseco. En la noche del día 7 cayó tras feroz resistencia el cuartel de Santa Catalina, donde se había parapetado el ministro de Pezet, Evaristo Gómez Sánchez. Ese mismo día, los revolucionarios entraron en el Callao, donde ya la soldadesca y la chusma habían saqueado y destruido las propiedades de los extranjeros.

    Pezet, que se hallaba en las afueras de Lima, al frente de sus tropas, al ver caída la capital y contrariando el deseo de sus generales, no quiso causar más derramamiento de sangre y renunció al poder, el 8 de noviembre. Acto seguido, se asiló junto con sus principales colaboradores en la corbeta británica Shear Water. Acusado por el bando vencedor de traidor y ladrón, se embarcó para Europa.

    Consecuencias

    Triunfante la revolución restauradora, asumió el poder el general Pedro Diez Canseco, quien pronto perdió la popularidad, pues no adoptó decisiones rápidas y drásticas que la ciudadanía reclamaba con respecto al problema con España. Diez Canseco sostenía que era el Congreso quien debía decidir la declaratoria de guerra; aparentemente quería así ganar tiempo esperando la llegada de los nuevos buques de guerra adquiridos en Europa. Ante esta falta de definición, el 25 de noviembre de 1865 los jefes del ejército depusieron a Diez Canseco y, al día siguiente, el pueblo de Lima reunido en cabildo abierto en la Plaza de Armas proclamó Dictador al coronel Mariano Ignacio Prado.

    La consecuencia principal de esta guerra civil fue pues, la instauración de la Dictadura de Prado, que declaró la guerra a España el 14 de enero de 1866 y se alió con Chile (país que ya se hallaba en guerra contra la escuadra española). Esta alianza sudamericana se hizo extensiva a Bolivia y Ecuador. El conflicto finalizó tras el Combate del Callao o del Dos de Mayo, con el retiro de la flota española (2 de mayo de 1866), que fue celebrado por las cuatro repúblicas aliadas como un triunfo que sellaba la independencia.





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    Fotografía coloreada digitalmente que muestra a la Plaza 28 de Febrero ( Plaza San Francisco).1938. 


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    La Plaza 28 de febrero.


    La Plaza San Francisco o de la Tercera orden como también se le conoció se llamó antes "28 de Febrero" en homenaje a la revolución arequipeña de 1865 que acabó con la victoria del 2 de mayo de 1866. Fue la prolongación de la calle del mismo nombre que, en otro tiempo, como dice Víctor Andrés Belaúnde, fue "una especie de patio para las familias del barrio", los Vargas, Paz Soldán y Diez Canseco.


    Se denominó Plaza "28 de Febrero", en recuerdo al pronunciamiento de Arequipa, el 28 de febrero de 1865, contra la firma del tratado Vivanco - Pareja, durante el gobierno del general Juan Antonio Pezet. En aquella oportunidad, el prefecto departamental Mariano Ignacio Prado proclamó el gobierno "restaurador" de la dignidad del país y marchó hacia Lima, donde estableció la dictadura para hacer frente a la guerra con España que acabó con la victoria del 2 de mayo de 1866.


    La antigua Plazoleta San Francisco fue la prolongación de la calle del mismo nombre. Esa cuadra también fue llamada de las Educandas, porque allí quedaba el Colegio para mujeres que fundó el presbítero Jorge del Fierro y Velarde. En otro tiempo, familias tradicionales de Arequipa, como los Vargas, Paz Soldán y Diez Canseco, vivieron en el barrio de San Francisco.


    El general Pedro Diez Canseco y Corbacho, abuelo del pensador peruano Víctor Andrés Belaunde, nació en la calle La Merced, en el solar de los Sánchez Corbacho, pero luego se trasladó a vivir a la calle San Francisco, cerca de la Iglesia, en el solar de los Diez Canseco.

    Víctor Andrés Belaunde recuerda que su abuelo Pedro se formó en el histórico y pintoresco barrio de San Francisco. Cuenta en sus memorias que "la Iglesia bloqueaba la calle que venía de la Plaza de Armas y al formar un ángulo recto con el templo de la Tercera Orden, constituía con ésta el marco de una pintoresca plazoleta, unida estrechamente a la historia de Arequipa".



    Antiguamente era en este parque donde con fastuoso desfile se  llevaba a cabo la ceremonia  por el recordatorio del combate del 2 de Mayo (foto diario el Pueblo).

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    Discurso del Doctor Cornejo Iriarte, en la colocación de la primera piedra para el monumento.

    Este fue uno de los pocos espacios públicos que tuvo Arequipa en aquel tiempo. Al respecto, Belaunde decía: "La calle de San Francisco y su prolongación la plazuela, formaban una especie de patio para las familias del barrio, teniendo influencia en la relación de los vecinos y en la formación de los muchachos". Allí se conocieron Pedro Diez Canseco y Francisca Vargas Maldonado, hija del protomédico Vargas. El general Ramón Castilla, cuando fue prefecto departamental, frecuentó la casa de los Diez Canseco. Allí conoció a Francisca Diez Canseco, con quien se casó.

    En la plazoleta San Francisco quedaba el local de la Unión Católica construido en 1908 posteriormente convertido en el  Teatro Arequipa, al costado de la Tercera Orden Franciscana, era pequeño y en el segundo piso funcionó alguna vez el Diario "El Deber" y también el Círculo de Obreros Católicos, y una escuelita. Posteriormente demolido tras los terremotos de 1958 y 1960.

    En la Plaza "28 de Febrero", hoy San Francisco, lució por mucho tiempo un monumento de homenaje a los arequipeños que participaron en la revolución de 1865. La colocación de la primera piedra que soportaría dicho monumento se colocó  para el cincuentenario del combate , el 2 de mayo de 1916 tras emotiva ceremonia y discurso del Dr. Gerardo Cornejo Iriarte.





    Una de las placas recordatorias también rindió homenaje a los redactores de "La Guillotina". Otra placa lleva la siguiente inscripción: "Pueblo arequipeño cuando la nacionalidad peligra lucha como el 28 de febrero y vence como el 2 de mayo". La obra fue diseño del abogado y arquitecto arequipeño Gerardo Alberto Cornejo Iriarte.














    La Plaza en 1930.

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    En 1973, el Concejo Provincial tomó la decisión de cambiar de nombre a la plaza 28 de Febrero por San Francisco. La reacción del decano del Colegio de Abogados de Arequipa, doctor Raúl Cárdenas Ruiz, fue inmediata y protestó por el cambio de nombre. Sin embargo, un número importante de abogados no apoyó su actitud de rechazo a la decisión del municipio.

    El monumento a la revolución arequipeña de 1865 y a los héroes del 2 de mayo de 1866 fue trasladado a la Avenida Bolognesi, frente al Club Internacional, con el nombre de Parque 28 de Febrero. En su lugar fue colocado el monumento a San Francisco, fundador de la orden franciscana. Recientemente ha recuperado su lugar original en el atrio del templo que lleva su nombre. Predicó la pobreza, y su vida fue un apostolado dedicado a los pobres.



    La plaza ha recuperado su prestancia de antes. Allí se ubica el Museo Histórico Municipal que junto a la pinacoteca del Convento de San Francisco y a la biblioteca regional "Mario Vargas Llosa" forman el centro turístico y cultural más importante de la ciudad de Arequipa.


    La bandera que flameo en el combate del 2 de mayo se encuentra en el museo histórico municipal , el gobierno la entrego ya que fue en Arequipa donde se inicio la revolución del 28 de febrero de 1865 que desencadeno, llegar hasta este combate , asimismo muchos arequipeños murieron también en esta parte importante de nuestra historia antiguamente lo que hoy es el parque san francisco , se llamo parque 28 de febrero el monumento pequeño que allí había hoy se encuentra en la av. Bolgnesi.




     
    Referencias:

    Bibliografía

    • 1866-1916 . Nuestro 2 de Mayo 1917.
    • Basadre Grohmann, Jorge: Historia de la República del Perú (1822 - 1933), Tomo 5. Editada por la Empresa Editora El Comercio S. A. Lima, 2005. ISBN 9972-205-67-3 (V.5)
    • Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima, AFA Editores Importadores S.A., 1985.
    • Mario Rommel Arce Calles y Plazas de Arequipa.
    • Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Noveno Tomo: La República (1844-1879). Segunda Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima, Perú, 1984. Depósito Legal: B. 22436-84 (IX).