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    En un pequeño valle llamado Chapi o "Chaypi", se localiza el santuario aproximadamente a 76 Km de la ciudad, está muy cerca de la frontera con el departamento de Moquegua, en esta zona, los conquistadores españoles crearon un corregimiento integrado por 5 repartimientos : Ubinas, Carumas, Puquina, Cochuna y Pocsi , sobre el territorio antiguo del curacazgo de Pocsi que comprendía diferentes Ayllus ubicados en las zonas de Mollehuaca, Piaca , Polohuaya, Usña, Mutu, Totorani, Quequeña , Yarabamba , Sogay, y Chapi . El pueblo principal fue la doctrina de San Francisco de Pocsi.






    Los puquinas , procedentes de los reinos lacustres del Titicaca , se establecieron en el área en mención , antes de ser integrados al Tahuantinsuyo. Llegaron a edificar numerosos andenes, canales , poblados, y hasta un sitio ceremonial identificado , el siglo pasado por “señor Leonidas Bernedo M.” , como el templo del sol , en el que se realizaron ceremonias ancestrales y posteriormente a la evangelización fue impartida la doctrina cristiana por los jesuitas que fueron desde Moquegua , eligiendo la advocación de la candelaria , por influencia de las de Characato y Copacabana.






    La versión oral más difundida sobre el origen del culto a esta candelaria , indica que en la época colonial , posiblemente unos arrieros que transitaban por la zona , en dirección al altiplano rumbo a las minas de Potosí , olvidaron una caja de su cargamento que al poco tiempo fue encontrada por unos lugareños , los cuales al ver la imagen , entendieron que se hallaba allí , para ser venerada.


    Otra interpretación, recogida a fines de la primera mitad del siglo XX , señala que un enfermo incurable fue al lugar donde hay un extraño manantial que siempre está lleno de agua que nunca rebalsa , bebió el agua y humedeció todo su cuerpo y al salir , se sintió curado y volvió a su casa. Esa noche, soñó con una mujer que le dijo ser la autora de su curación y que ella estaba esperando a que él la encuentre. Al día siguiente, el hombre recorrió los alrededores y encontró envuelta en unos trapos la imagen , maravillado con el suceso difundió la noticia.



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     Cuando explotó y erupción el Huynaputina en febrero de 1600 , cubrió de ceniza la pequeña iglesia y alrededores , quedando inhabitables, es por ello que la imagen inició un periplo por la zona hasta quedarse definitivamente en Chapi . Un manuscrito de mediados del siglo XVII indica el lugar, “Se bendicen a españoles y otras personas y en particular en un vallecito de los de otro departamento de Pocsi tienen llamado Chapi” La población d e la zona se hallaba en su mayoría en los pueblos tradicionales de Polobaya y Pocsi , y en Chapi que era una pequeña y árida quebrada, muy pocas familias , por lo que los párrocos determinaron que sería más conveniente que la imagen esté en alguno de los pueblos mencionados ; sin embargo , al momento d e trasladarla pesó mucho y no   la pudieron mover, de esta forma manifestó su voluntad de quedarse en ese lugar.



     En 1709 , fue llevada una imagen de la virgen María en la advocación referida a esa zona , siendo venerada por los habitantes cercanos a la comprensión de Churajón , en el lugar denominado por los naturales como la Huaca o Sahuaca . el sitio carecía de agua, por lo que las autoridades ordenaron el traslado de los pocos habitantes y la imagen a un lugar más fértil , en su recorrido hicieron un alto en la quebrada de Chapi, y allí se le edificó la actual “capilla vieja” en 1743. El 21 de julio de 1793 , el padre Francisco Pantaleón de Ustaríz , párroco de Pocsi , le informo al obispado d e la ciudad Pedro José Chavez de la Rosa , que unos indios de la quebrada de Chapi reclamaban porque él mismo había determinado trasladar la imagen de la virgen porque la zona en la que se hallaba era muy seca , no habían cultivos ni animales. Cinco años después , nuevamente surgió otra propuesta de trasladar la imagen por las quejas del curaca Felipe Adrián al párroco de Pocsi , escribiéndole que las peregrinaciones se convertían en : “borracheras dando bochornosos espectáculos , deterioraban los pocos cultivos de la zona porque eran tan numerosos los animales de tiro que consumían rápidamente todo forraje “ ambas gestiones no prosperaron . 



    Desde 1884, los lugareños de la zona empezaron a trabajar en la ampliación y embellecimiento de la primitiva capilla y diez años más tarde el señor Manuel Arrieta encabezó un grupo de devotos que solventaron la sobras y se concluyó el templo; lamentablemente , el 3 de mayo de 1922 a causa de las velas se incendió quedando solamente la imagen . Poco tiempo después, la colectividad arequipeña con sus donativos, propició la construcción de otra iglesia que fue finalizada a mediados del siglo pasado y demolida por estar muy afectada por el terremoto del año 2000. El 20 de octubre de 1952 , el Arzobispo, Monseñor José Leonardo Rodríguez Ballón , elevó el santuario de Chapi a la categoría de capellanía , según decreto Arzobispal del 20 de octubre de ese año. En 1985 el Estado donó 267.813 metros cuadrados por ley 24023 del 11 de diciembre, adjudicando la venta al Arzobispado de Arequipa como propiedad del santuario . El 21 de abril de 1986 , el templo es elevado a santuario Arquidiocesano..


    Fotografía coloreada digitalmente que muestra una panorámica de Chapi. Base fotográfica: Archivo Martín Chambi 1928.



    A TUS PIES SEÑORA

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)

    Hay dulce Maria, de mi corazon (bis)
    Tu eres la esperanza, de mi salvación (bis)

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)

    De rodillas vengo, a besar tus pies (bis)
    Y a pedir consuelo, para mi dolor (bis)

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)

    Ya que de tus ojos, he de carecer (bis)
    Dadme de limosna, vuestra bendición (bis)

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)

    Sin padre, sin madre, a donde iré a dar (bis)
    A ti como Madre, mis quejas daré (bis)

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)

    Adiós Madre mía, ya voy a partir (bis)
    Por esos caminos, cuanto iré a sufrir (bis)

    A tus pies Señora, cansado llegue (bis)
    Cercado de angustias, y de penas mil (bis)



     Fuente : La Virgen de Arequipa -  Alejandro Málaga Núñez



    Las Fiestas Religiosas de Arequipa

     En la Arequipa de antaño las fiestas religiosas prácticamente copaban el calendario festivo. Las fiestas cívico - patrióticas eran contadas con los dedos de una mano. Ni el día de Arequipa, ni el Día de sus distritos era, por ejemplo, celebrado. Lo que si se celebraban eran las fiestas de sus santos o santas patrones. Y no sólo los pueblos tenían patrones religiosos, sino la mayoría de gremios, oficios o profesiones; y hasta grupos de personas de determinadas características; las solteras, los casados, los litigantes, los viajeros, etc. 

    A principios de siglo las fiestas religiosas en Arequipa se aproximaban al centenar por año. Enorme número que hacía verificar una fiesta religiosa cada cuatro días, en promedio. Y si tenemos en cuenta, como les mostraré después, que cada fiesta religiosa duraba varios días y, muchas, hasta semanas, llegaremos a la conclusión que las festividades religiosas se superponían en el tiempo y no daban tregua a nuestros religiosísimos antecesores. Claro está que no todos los arequipeños de entonces concurrían a todas las fiestas religiosas que se daban; pero una apreciable mayoría sí lo hacía y no sólo por la devoción - que era mucha - sino también por la diversión. 

    En tratándose de la Virgen, las fiestas eran numerosas, mencionemos las principales: la Candelaria de Cayma, la Candelaria de Characato, la Virgen de Chapi, la Virgen del Carmen de Los Baños (Yura) y del Monasterio de Santa Teresa, Nuestra Señora de la Alta Gracia, la Virgen de Los Remedios de Socabaya, la Virgen del Rosario en Cerro Viejo (en ese entonces Cayma, hoy Cerro Colorado) y la del "Resbalón" (Callejón del Solar), Nuestra Señora de Las Mercedes o Virgen de La Merced, la Inmaculada Concepción o "La Purisima" de La Calera (Yura) y que también se festejaba en San Francisco, la Virgen Dolorosa, la Virgen de La Soledad, la Virgen de Los Siete Dolores, la Virgen de la Asunta de Yumina, la Virgen del Consuelo, etc. La virgen más celebrada hasta la década del cuarenta del presente siglo, fue la Candelaria de Cayma. "Toda" Arequipa peregrinaba a pié hasta el Santuario de Cayma el 2 de febrero, donde además de los hechos religiosos que más adelante referiré con detalle, resultaba atractivo degustar nuestra comida típica, matizada con las riquísimas frutas "recién arrancadas" de las célebres huertas caymeñas: blanquillos, duraznos, damascos, membrillos, higos y ciruelas de todos los colores y sabores. La gente que iba por el día a Cayma, muchas veces regresaba a la ciudad acompañada por la lluvia que caía por la tarde. 

    Pocas personas iban, el 2 de febrero desde la ciudad a Characato pero, obviamente los lugareños y de aldeas cercanas festejaban con mucho brillo a su Candelaria. Hasta la segunda década del Siglo XX la fiesta de la Virgen de Chapi era celebrada el 2 de febrero, como corresponde al calendario católico pues se trata de un virgen Candelaria. Pocos peregrinos se atrevían a ir a Chapi en esa temporada lluviosa, por lo que la fiesta hasta entonces no tenía, ni por asomo, la magnitud de nuestros días. Alrededor de 1920 se trasladó al primero de mayo y, a los pocos años, la fiesta de "La Mamita" de Chapi vio incrementar el número de sus concurrentes en forma incesante. En los años veintes, treintas y cuarentas los miles de peregrinos que iban a Chapi, lo hacían a pie, a caballo, a mula, o a burro. Generalmente se hacía la peregrinación por tres días y formando grupos de amigos o familiares. El Santuario, esos días, se transformaba en un enorme y desordenado campamento.

     Las gentes que podían dormían en el Templo, las que no, tenían que conseguir pernoctar en precarias habitaciones, carpas y toldos que generalmente les facilitaban gratuitamente los que les vendían las comidas. Aunque en Chapi se podía encontrar todas las comidas típicas, eran celebrados por los peregrinos: los chicharrones, la chicha, el té piteau; pero por sobre todo: los incomparables Panes de Omate, que llevaban a vender los omateños en serones y conservados entre yerbas. No había peregrino que no comiese allí y trajese a la ciudad numerosos Panes de Omate, hechos con harina, huevo, manteca, anís y en horno de barro calentado con ccapo y leña. También era típico en Chapi, comer y traer sidras, unas frutas que parecían limones enormes (una podía pesar un kilo) de una corteza muy gruesa como blanquecina y agradable.


    A mediados de siglo, cuando se construyó la carretera a Chapi, se dejaron de utilizar las acémilas, las peregrinaciones se hicieron breves y se transformaron en multitudinarias. Hoy, a fines del siglo Veinte, la Virgen de Chapi es la más importante fiesta religiosa de Arequipa. Si nos referimos a las imágenes de Cristo más veneradas y festejadas en la Arequipa de antaño, tenemos que mencionar al Señor del Perdón, al Señor del Refugio, al Señor de La Caña, al Señor de La Caridad, A Jesús Nazareno (festejado por partida doble en la Fiesta de la Amargura de Paucarpata un domingo después de Carnaval y en la Fiesta de Cuasimodo de Tiabaya, siete días después de La Amargura), a Justo Juez, al Señor de la Sentencia, al Señor Cautivo y a no menos de siete versiones diferentes del Señor del Santo Sepulcro, veneradas en otras tantas iglesias. 


    En este grupo corresponde mencionar a la entonces renombrada fiesta de Chiguata en homenaje al Espíritu Santo.


     En tratándose de los santos que se festejaban en la Arequipa tradicional, son dignos de recordación: San Agustín, San Gerónimo, San Pedro Alcántara, San Antonio, Santa Catalina, Santa Teresa, Santa Marta (Patrona de las Cocineras y Protectora de Arequipa contra los temblores y terremotos), Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís, Santa Ana de Mollebaya, San Juan de Dios, San Juan Bautista de Yanahuara, San José, San Pedro, San Isidro Labrador, Santa Rosa de Lima, San Judas Tadeo, San Nicolás ( los panaderos de la ciudad acostumbraban repartir "el Pan de San Nicolás", unos panecillos, a la salida de la Misa de Fiesta de su Santo Patrón ), Santa Cecilia la Patrona de los Músicos, la Sagrada Familia, etc.. Las fiestas más celebradas fueron las de San Francisco de Asís, el 4 de octubre y la de Santo Domingo de Guzmán, el 8 de agosto.


    La popularidad de estos dos santos en Arequipa se debe, en primer lugar a su carisma, o esa ternura - no exenta de admiración - que irradia el conocimiento de sus vidas ejemplares; en segundo término, a que tanto la orden franciscana como la dominica son las órdenes religiosas más antiguas en nuestro medio y las que más se dedicaron a la evangelización. Además de todos los actos que componían sus festividades, que referiremos genéricamente más adelante, las fiestas del "Poverello de Asís" y de Domingo de Guzmán tenían la particularidad siguiente, en conmemoración a la amistad que tuvieron en vida, se realizaba en Arequipa.


    La Procesión del Paso, el 7 de agosto y el 3 de octubre, es decir en la víspera de sus días de fiesta, salían en procesión de sus respectivos templos y acompañados por los religiosos de sus órdenes, cofradías, hermandades y enorme gentío. Se "encontraban" los santos amigos en la Plaza de Armas, y bajo un templete improvisado a manera de palio, frente a frente se inclinaban como dándose un abrazo, en medio de una lluvia de flores, música y la algarabía de la concurrencia. Se estilaba también, en aquellos lejanos tiempos, quemar unos "cabezones" que se hacían de cañas, cortaderas y papel cometa, que representaban, de manera grotesca, a las malas autoridades que nunca faltan. Fundidas las dos procesiones en una, avanzaban todos a "la casa del dueño del Santo" donde continuaban los festejos.


     En esas ocasiones se acostumbraba preparar y, por supuesto degustar, "las empanadas el Paso", pasteles rectangulares elaborados con harina, manteca, huevos, canela, leche y ajonjolí y horneados y presentados sobre papeles. Más o menos por 1960 se dejaron de realizar "las procesiones del Paso", que se han restablecido en el último lustro; sin embargo, "las empanadas del Paso" nunca han dejado de producirse, por lo menos por la antigua Pastelería "La Lucha" que las hace todos los días. Con la advertencia de que cada una de las fiestas religiosas tenía sus matices o particularidades, ahora trataré de señalar genéricamente, los actos que componían cada festividad religiosa en la Arequipa tradicional. cuando cae la tarde y está por terminar la Procesión del Día de Fiesta y el Santo o Santa Patrono está a punto de guardarse en su templo el párroco o sacerdote se dirige a la muchedumbre felicitando a los "devotos" de ese año por haber contribuido a dar brillo a las celebraciones que concluyen. 


    Después se ocupa de algún tema doctrinal relacionado con la festividad y hace un llamado a mantener la devoción que los une. Enseguida invita - a viva voz a que algunos de los presentes se "anoten como Mayordomos y Devotos para la fiesta del próximo año" Los vecinos o lugareños lugareños más notables, que como todos los presentes están "chispeaditos" después de varios días de juerga se miran entre si y  hasta se reclaman y obligan a voces. 


    No faltan algunos que por tradición familiar mantienen una devoción y son los primeros en anotarse, después se anotan los otros en medio de vítores y aplausos. El sacerdote les agradece, les da una bendición especial y, acto seguido, en medio de una atronadora salva, con las campanas al vuelo y música de la banda de ccaperos, se guarda la imagen sagrada, con la alegría de todos de que está asegurada la fiesta del próximo año. Se llama "mayordomos" y "devotos" a quienes se han comprometido a financiar la fiesta con su peculio. "Mayordomo" es el responsable principal y general. Cuando es época "de vacas gordas" o el que se anota tiene una enorme capacidad económica, el mayordomo "se raja" con todos los gastos de la fiesta que dura varios días como ya veremos.


     Cuando es época "de vacas flacas" quien se anota de Mayordomo tiene que financiar por lo menos la Misa de Fiesta y el ágape consiguiente. En este caso el mayordomo también se compromete a hacer cumplir los compromisos a todos los que se anotan de "Devotos" y, si alguno incumple, él tiene que sustituirlo en el gasto. Los "Devotos" se comprometen a financiar un evento o tarea específica de las festividades: a poner una troya un castillo pirotécnico, traer el ccapo, hacer "La Entrada de Ceras" con el agasajo respectivo, contratar la banda de ccaperos (músicos), hacerse cargo de un día de novena, financiar "La "la octava y demás. 








    Cuando se aproxima "el día" de la Virgen o el Santo venerados, dos semanas antes se realiza el convite" : salen en marcha pública el mayordomo, que lleva "el guion" .que le identifica (una especie de estandarte), rodeado de los devotos y familiares, seguido por la banda de músicos populares que incesantemente tocan "Viva el equipo campeón" u otra marcha festiva y mientras los silbidos y explosiones de los "cuetes" de arranque compiten en estridencia con los ladridos de los perros. Avanzan los manifestantes entre los aplausos y saludos a distancia del vecindario que generalmente va plegándose a la marcha. Después de recorrer las calles del barrio, arriban a la iglesia y se postran de rodillas al pie del santo de su devoción, le rezan, le entonan algún canto religioso y, luego, mayordomo y devotos, puestos por grupos familiares bajo un manto de la imagen sagrada, reciben una bendición especial del sacerdote. 


    A la salida, contagiados por la algarabía general todos se dirigen a la casa del mayordomo, o en su caso a la del "devoto del Convite", donde se realiza la primera francachela que anuncia cómo serán las siguientes. Nueve días antes del día de la Virgen o el Santo, se empieza el "Novenario". Cada día, en los nueve que dura, se reúnen por la noche en el templo a rezar y, según el caso, a escuchar la prédica de un sacerdote o leer de un pequeño folleto, lo que corresponde al primer, segundo, o demás "días de Novena" con reflexiones o referencias a los milagros de quien se venera. algunas veces se veces se realiza una misa Generalmente cada día está a cargo de una "devota" diferente que además de financiar el rezo, invita después a sus familiares y amistades más cercanas a tomar en su casa un chocolate, con torta y bocaditos. El día que termina la novena. 

    Que es el de la víspera del Santo, sus devotos hacen algo especial para "esperar las doce". Por ejemplo, los vecinos de Cerro Viejo acostumbran esa noche (6 de octubre) darle una serenata a la virgen del Rosario, que tanto halagan. Con las puertas cerradas de su capilla y reunidos en el atrio, le cantan a la virgen, con el acompañamiento de guitarras, mientras avanza el ensordecedor ruido de los "cuetes" de una extensa Troya que ponen entre la plaza las américas de la libertad y la capilla . Abiertas las puertas de la capilla, entran y entre valses , yaravíes , marineras y pampeñas , además de vivas y hurras a la Virgen , pasan varias horas. 



    Cuando están a punto de irse, el devoto de la serenata, ofrece un caldo de gallina a los trasnochadores." Es necesario advertir que, como el día de la Virgen o el Santo, generalmente no caen domingo en el almanaque, se celebra el Día de Resta el domingo siguiente al día del santo y, por consiguiente, las solemnes vísperas al sábado que lo precede. El viernes anterior al domingo de fiesta, se reúnen en la casa del "devoto del ccapo" quienes lo acompañarán, con sus acémilas, su traje y equipos de faena y sus "atados" de frazadas y refrigerios.


    El devoto les invita el almuerzo, casi siempre un chupe y un segundo "con copete" (exuberantemente servido) y chicha a discreción. Parten después del mediodía y atraviesan cabalgando las pampas que separan la ciudad de las montañas, casi siempre prefieren al Chachara porque tiene "unas faldas" menos agrestes. Al morir de la tarde llegan a las estribaciones donde crece el ccapo, acampan, en seguida el "devoto" "paga" a las montañas para sacar el ccapo: simultáneamente "piccha" coca, retiene un trago de pisco o cañazo en la boca y fuma un cigarrillo, luego arroja el humo y escupe el líquido y la coca, mirando las montañas y siempre sentado sobre Sus piernas cruzadas, lanza una oración con frases en quechua y castellano, enseguida abre con sus manos un hueco en la tierra, en la montaña y entierra la pequeña botellita de la que sorbió el pisco y que todavía está a más de medio llenar, hojas de coca y un cigarrillo al que previamente lo desmenuza. Cumplido el rito, proveniente de una religión pre-hispánica, y sintiéndose "con permiso" de la montaña, comienzan a sacar, a lampazo limpio, las plantas de ccapo hasta bien entrada la noche. 


    Después prenden una fogata y se sientan alrededor, se sirven su refrigerios, beben pisco, uno que otro mastica coca y, calientes por fuera y por dentro se cuentan chistes, se recuerdan de otros que años atrás subieron a traer ccapo, cantan y hasta refieren historias de aparecidos y fantasmas. En el frío inclemente y la altura muchos no pueden dormir. Cuando en la madrugada comienza a clarear, se ponen a trabajar haciendo los atados de ccapo y amarrándolos con reatas en las acémilas, luego empiezan su regreso a la ciudad.


    El sábado, día de las solemnes vísperas, llegan los devotos de ccapo a golpe del mediodía. Se paran a descansar en las afueras del vecindario, almuerzan, adornan las cargas con banderitas peruanas y esperan. A eso de las tres de la tarde, el mayordomo portando el guion y acompañado por su esposa, hijos y una banda de músicos, se dirige hasta la casa del (o la) "devoto de la Entrada de Ceras". En la calle a inmediaciones de esa casa ya están numerosas mujeres esperando con largas velas en las manos. El mayordomo y comitiva entran a la casa y después de haber hecho varios brindis con el devoto lo invitan a iniciar "la entrada". Salen. Las mujeres encienden sus ceras o velas. Se inicia la retumbante reventazón de una Troya, que va "caminando" hacia el templo. Entonces, presididos por el mayordomo y el devoto de la entrada de ceras, avanzan en procesión, como arreando los "cuetes", primero los músicos tocando una marcha alegre como estridente, luego las señoras con sus ceras encendidas y, más atrás los burros con el ccapo y sus devotos en cansados caballos.





     En el templo rezan, entonan cánticos religiosos, reciben bendiciones con el manto y salen. Los músicos arrancan con una marinera que es bailada por el mayordomo, el devoto y sus esposas. Luego a los sones del Carnaval Arequipeño avanzan todos y en apoteosis hasta la casa del "devoto de la entrada" donde éste les invita una comilona que dura varias horas. Por la noche, tomando dianas y ponches de guindas y en grupos de amigos o familiares, asisten al refulgente espectáculo de la quema de castillos y fuegos artificiales. El día de fiesta, domingo, se verifican misas a cada hora de la mañana. A las once se realiza la extensa Misa de Fiesta, cantada, con panegírico y varios celebrantes. Todos los asistentes visten sus mejores galas. Después, en algunos casos se realiza un desfile cívico-escolar. En todos los casos, ese día, el mayordomo ofrece un banquete general en que se luce nuestra comida típica.


     En las fiestas de los pueblos de la campiña son infaltables: el sango de trigo (con chancaca, leche, pasas, etc.), el cuy en estofado, en pepián o chactado, los chicharrones de Chancho hechos en pailas de cobre o lata y el arroz: con pato. A las cinco de la tarde; sacan a la imagen sagrada en procesión. En algunos domicilios se acostumbra armar altares en las fachadas, reminiscencia de los enormes altares que hace mucho tiempo se acostumbraba armar con troncos, banderas del Perú y, por supuesto, imágenes y cuadros de vírgenes y santos, en las esquinas de la plaza principal.





    Ese día también se instalan diversiones cerca al templo y, según los casos, pueden haber peleas de gallos con apuestas, quioscos de tiro al blanco con plumillas, argollas que se trata de embocar a botellas y paquetes de galletas, tómbolas, etc. Hasta hace pocos años eran también tradicionales en estas fiestas, los pasteles que genéricamente se llamaban "colaciones": roscas, "tallarines", oquendos, que eran vendidos por pasteleros en enormes canastas o tablas que también servían para portarlos sobre la cabeza. Antes de entrar se realiza el sermón para la anotación de devotos "para el próximo año", que ya vimos al empezar este relato. No se crea que con esto terminan las festividades de ese año.


     En unos casos, al día siguiente lunes y, en otros al siguiente domingo que le llaman "la Octava" se hacen unas réplicas, con menos brillo, de los actos del domingo de fiesta. y hasta, como en el caso de Cerro Viejo, se agrega en "La Octava" una concurrida tarde de peleas de toros. Para concluir con las fiestas religiosas de la Arequipa tradicional, tenemos que referir que a fines del siglo XX son pocas las que se efectúan - más o menos diez - de acuerdo a los cánones de las añejas costumbres.


     Pero si antes fueron como un centenar al año, tenemos que señalar la habilidad de los sacerdotes de los primeros tiempos que habituaron a nuestros antepasados a estas normas, hasta que se convirtieron en tradiciones, que por muchos años se han repetido, automáticamente por la fuerza de la costumbre. Por otro lado estas fiestas religiosas tradicionales hicieron que los feligreses financien los oficios religiosos y, como los gastos de los "mayordomos" y devotos fueron enormes, en la práctica impidieron en nuestro pueblo que se diera la acumulación capitalista. En otras palabras, los compromisos económicos de los feligreses para solventar el culto religioso, les impedía ahorrar e invertir reproductivamente y tomar distancia y poderío económico. 


    Hoy día la fiesta religiosa más celebrada y multitudinaria es la de la Virgen de Chapi; pero desde hace unos cinco lustros se propaga incesantemente la limeña devoción al Señor de Los Milagros, que se venera en nuestra ciudad en la Iglesia de San Agustín, en el templo principal del distrito de Mariano Melgar y en diversas iglesias y capillas. La difusión de la devoción limeña en todo el Perú, trae consigo la afición al Turrón de Doña Pepa. De igual manera, los numerosos migrantes que se vienen afincando en nuestra ciudad en las últimas décadas, traen sus devociones religiosas de origen y las cultivan aquí. En este sentido son particularmente importantes la fiesta del Señor de Huanca y las fiestas de las cruces del mes de mayo (que se dan en un número mayor a los de la Arequipa tradicional).





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    Fuente: 
    • Juan Guillermo Carpio Muñoz.